El tenista español David Ferrer alcanzó la tercera ronda del Abierto de Estados Unidos al superar al ídolo local, el neoyorquino James Blake, por 6-4, 6-3 y 6-4, en 1 hora y 54 minutos de juego.
El jugador alicantino fue un muro infranqueable para el norteamericano, que nunca encontró la forma de hacerle daño, mientras que al español, fiel a su estilo rocoso, le bastaba con tener paciencia para ver como los puntos iban cayendo de su lado.
Blake, jaleado por el público estadounidense, trató de jugar agresivo y acortar los puntos, pero su actual nivel de juego dista mucho del que lucía hace unos años cuando llegó a ser 'top ten', por lo que los numerosos errores no forzados que cometió, un total de 51, no hicieron otra cosa que facilitar el triunfo al de Jávea.