La moda de aprender chino ha llegado a Cuba tras el auge de sus relaciones con Pekín en los últimos años y la creación del primer Instituto Confucio del país, donde unas 250 personas estudian la lengua pensando en el futuro o por puro "placer".
Al igual que en otros países de América, como Argentina o Estados Unidos, el aprendizaje del idioma mandarín en la isla despegó y ha causado sorpresa porque demuestra el vivo interés de los cubanos por China, más allá de su comida, su medicina tradicional o las artes marciales.
Directivos del Instituto Confucio de La Habana, inaugurado en 2009, dijeron a Efe que en septiembre pasado abrieron una matrícula "discreta" creyendo que sobrarían plazas, pero decenas de personas hicieron cola, vendieron turnos y durmieron en las afueras de la institución para poder apuntarse.