La primera ministra de Australia, Julia Gillard, anunció hoy un impuesto de 23 dólares estadounidenses (24,7 dólares australianos ó 17,3 euros) por emisión de una tonelada de dióxido de carbono a partir del 1 de julio de 2012.
Unas 500 empresas, consideradas las mayores contaminadoras de Australia, tendrán que hacer frente a este impuesto propuesto por el Ejecutivo, que ya consiguió los votos necesarios para que sea aprobado por el Parlamento.
"Como nación necesitamos poner un precio al carbono y crear un futuro con energías limpias", dijo Gillard.
Con esta medida se pretende reducir en 160 millones de toneladas la emisión de gases contaminantes para el año 2020.
"Esto equivale a sacar unos 45 millones de coches de las carreteras", apuntó Gillard.
El impuesto se incrementará en un 2,5 por ciento en términos reales hasta julio de 2015, cuando entre en vigor en Australia un esquema de intercambio de emisiones en el que el mercado regulará los precios.
El impuesto no afectará al combustible destinado para el consumo personal o las pequeñas empresas pero el transporte pesado que emplea diésel pagará el precio de las emisiones de dióxido de carbono a partir de 2014, transcurrida una moratoria de dos años..
La primera ministra explicó que parte del dinero proveniente del impuesto a las emisiones de dióxido de carbono se destinará a la creación de empleo y a promover las inversiones en energías limpias.