En su única actuación en Madrid, el grupo estadounidense Foo Fighters se comprometido esta noche a hacer historia y ha mostrado que no se marca techo, aunque sea tan elevado como el del Palacio de los Deportes, donde incluso las gradas más altas han mostrado un completo, nivel sólo apto para los grandes.
"Después de esta noche, nos convertiremos en la mejor banda de rock que haya tocado nunca en España", ha apostado ante 18.000 personas el cantante Dave Grohl, que tiene bazas suficientes para justificar esa confianza, entre ellas, seis premios Grammy (tres de ellos, al mejor álbum rock). Al público presente, al menos, parece haberle encantado.
El que fuera batería de Nirvana también ha afirmado que, tras dieciséis años juntos, los Foo tienen "muchas canciones". Por eso ha podido ofrecer dos horas y media de concierto, con un repertorio de más de veinte temas, entre ellos, la mitad de los cortes de su último disco de estudio, "Wasting Light", publicado tras cuatro años en busca de retiro e inspiración.