Sorprendentemente, antes de ser víctima de la catástrofe, la economía nipona vió en febrero como su tasa de paro se redujo más de lo previsto. Así, el pasado mes la tasa de desempleo bajó hasta el 4,6 por ciento desde el 4,9 por ciento registrado hace un año.
El consenso de los analistas esperaba una reducción de sólo una décima, es decir, el paro quedaría en el 4,8 por ciento.
Sin embargo, el gasto del consumidor cayó un 0,1 por ciento hasta los 260,793 yenes, en su tasa nominal o un 0.2 por ciento en términos reales si lo comparamos con los datos de hace un año.