Las autoridades de Nueva Zelanda elevaron hoy a 113 los muertos por el terremoto de 6,3 grados en la escala Richter que golpeó el martes la ciudad de Christchurch, donde cada vez hay menos esperanza de hallar supervivientes.
"No rescatamos a nadie este noche, y el número de víctimas mortales aumentará", aseguró el jefe de lo equipos de rescate, Russell Gibson.
Los socorristas ya han desistido de sus intentos por sacar a alguien con vida de varios edificios en ruinas, como la emblemática catedral cuyo campanario se hundió por el seísmo, o la sede de la televisión local CTV.