Las economías dominantes del orbe se comprometieron a vigilar los factores que desequilibran la economía mundial y a los que atribuyeron la exacerbación de la crisis financiera global, dijo la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, según informó la agencia AP.
Los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales del Grupo de los 20 lograron que China acepte una lista de cinco indicadores básicos para dar seguimiento a los desequilibrios después de que flexibilizaran el criterio de medición del superávit de cuenta corriente de ese país.
"Las negociaciones han sido francas, a veces tensas", dijo Lagarde, "pero al final se logró un compromiso".
Los pagos de intereses derivados de las reservas en divisas de China --las más grandes del mundo-- serán excluidos del cálculo de la balanza de cuenta corriente de ese país, dijo un funcionario.
El avance se logró gracias a que Alemania y Francia cortejaron con intensidad a China, dijo un funcionario que solicitó el anonimato.
Los otros cuatro indicadores a los que se dará seguimiento son los niveles de deuda pública y privada, las reservas de divisas y las tasas cambiarias verdaderas y efectivas.
El acuerdo supone un triunfo parcial para Francia, que tiene este año la presidencia del G-20. Sin embargo, se difirió para reuniones posteriores, debido a su aspecto complicado, la concertación del nivel en el que los desequilibrios representan un peligro y como podría reducirse este riesgo.
En una declaración que puso de relieve los próximos obstáculos, el ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schäuble, dijo que se opondría a que se fijen objetivos numéricos específicos para los indicadores. Alemania tiene un superávit de cuenta corriente incluso mayor que el de China en proporción a su producto interior bruto.
El grupo coincidió de manera amplia en la necesidad de que países como China incrementen el consumo, ahorren menos y permitan el aumento de valor de sus monedas a fin de que dependan menos de las exportaciones para su crecimiento.
En las conversaciones se reconoció que ante la crisis, es insostenible el orden de crecimiento económico global centrado en las compras de Estados Unidos al resto del mundo a costillas de un déficit comercial gigantesco, mientras que países como China, Alemania y Japón acumulan superávit enormes.