La presencia de Naciones Unidas en Colombia incomodaba al Gobierno del ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010), lo que llevó a delegados del organismo a tratar de limar asperezas al más alto nivel, según nuevos cables revelados por WikiLeaks el sábado.
En noviembre de 2004, el entonces embajador de Estados Unidos en Bogotá, William Brownfield, refirió una reunión con el delegado de la ONU para Colombia, James Lemoyne, en la que éste se declaró dispuesto a renunciar si se establecía que era un impedimento para mejorar las tensas relaciones con el Gobierno, según un cable confidencial del Departamento de Estado.
Para el embajador, la oficina en Colombia del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos "había perdido la confianza" del Gobierno colombiano.
Lemoyne reconocía las dificultades en la relación con el Gobierno de Uribe y sugirió que una reunión entre la entonces canciller Carolina Barco y la alta comisionada para los derechos humanos Louise Arbour "aliviaría el ambiente".
El embajador reportó que "mientras el Gobierno colombiano y la ONU negocian el futuro de su relación, otros países se muestran activos en la importancia que conceden a apoyar la desmovilización y el proceso de paz".
Brownfield se refería a la desmovilización de unos 32.000 paramilitares de extrema derecha, entre 2003 y 2006, basada en la ley de justicia y paz, que dio beneficios procesales a los jefes de esas milicias que confesaran sus crímenes y reparasen a las víctimas.