Perú inició este sábado un ambicioso operativo, en el que participan cerca de 1.000 agentes de la Policía y las Fuerzas Armadas, con el objetivo de dar un importante golpe a la minería ilegal que opera en la selva sur del país.
Tras mantenerse el plan en secreto durante semanas, la operación que se inició hoy a las 10.00 hora local trata de poner remedio a un problema que causa un gran daño medioambiental y de salud pública y que también tiene consecuencias como la evasión de impuestos.
A primera hora de la mañana, los ministros del Ambiente, Antonio Brack, del Interior, Miguel Hidalgo, y de Defensa, Jaime Thorne, llegaron hasta el aeropuerto de Puerto Maldonado, donde se instaló el comando de operaciones.
Durante toda la jornada, equipos de operaciones especiales de la Marina de Guerra, fuertemente armados, partieron de dicho aeródromo hacia la cuenca del río Inambari, donde se encontraba el principal objetivo del operativo: 12 grandes dragas hidráulicas ilegales.
Según explicó el ministro Brack, estos grandes botes, que recorren el río dragando su fondo en busca de oro, pueden lograr en un buen día una cantidad de mineral por valor de 100.000 soles (unos 35.500 dólares).
"La economía del oro en Madre de Dios se refiere a la extracción de entre 16 y 18 toneladas de oro al año por un valor de cerca de 800 millones de dólares, que no paga impuestos. Todo es ilegal", aseguró Brack.
Las consecuencias de esta minería ilegal, que mezcla trabajos a pequeña escala con grandes mafias que operan con maquinaria pesada, se ven a simple vista cuando se sobrevuela la cuenta del Inambari.
La densa selva peruana se interrumpe cada pocos cientos de metros con claros donde los troncos cortados aún se ven caídos, junto a grandes montículos de material aún por procesar y pequeñas construcciones.
En otros puntos, la acción de dragar el fondo del río ha provocado desbordes, creando lagunas de agua anegada que recoge suciedad.
Sin embargo, para el ministro Brack, el mayor daño que deja la minería ilegal es el mercurio, que se utiliza para separar el oro del resto de materiales, y que provoca la emisión de 42 toneladas de mercurio cada año en las aguas del Inambari y de otros ríos de la zona. Es un mineral tóxico que luego es ingerido por los peces.