La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, obtuvo el miércoles su primera victoria en el Congreso desde su llegada al poder el primero de enero, con la aprobación en la Cámara de Diputados del salario mínimo propuesto por el gobierno.
La Cámara elevó el mínimo de 510 a 545 reales (328 dólares al cambio actual). La votación era considerada una primera prueba de fuego para la presidenta que intenta contener el gasto público y tuvo que encuadrar a los 10 partidos de su alianza.
La oposición presentó una propuesta de 600 reales y las seis centrales sindicales habían intentado una conciliadora propuesta de 560 reales.