Ni el toque de queda ni la promesa del presidente Hosni Mubarak de cambiar el Gobierno han sacado a los egipcios de las calles ni acallado su clamor para que haya un cambio total del régimen que está vigente desde hace treinta años.
Mubarak, en el poder desde 1981 y objetivo de las protestas que comenzaron el martes y se intensificaron este viernes, sorprendió a los egipcios poco después de la última medianoche con un discurso en el que abordó muchos temas, menos el de la renuncia que se le pide.
"He ordenado la disolución del Gobierno y mañana designaré otro que asuma nuevas funciones", afirmó el gobernante en su discurso, que comenzó a las 00.15 horas de hoy (22.15 GMT de ayer), casi doce horas después de que comenzaran masivas protestas contra su régimen.