El número de muertos por las lluvias que castigaron esta semana a la región serrana del estado brasileño de Río de Janeiro se elevó a 564, informó la Defensa Civil hoy, sábado, jornada en la que el gobierno regional declaró luto oficial de 7 días en homenaje a las víctimas.
Las tareas de rescate están concentradas hoy en algunas áreas que estaban aisladas y sepultadas por toneladas de tierra, piedras y lodo, tras los deslizamientos de la madrugada del pasado miércoles que desfiguraron una amplia región montañosa que es un importante destino turístico para los habitantes de Río de Janeiro.
Las búsquedas fueron reanudadas a primera hora en las ciudades de Teresópolis, Petrópolis y Sumidouro, en donde fueron suspendidas anoche debido a la falta de luz y de condiciones para el trabajo de los socorristas, y apenas prosiguieron sin interrupción en la madrugada en Nueva Friburgo, el municipio más afectado por las lluvias y los deslizamientos.
Según el último balance de la Defensa Civil, las inundaciones y principalmente los deslizamientos, que sepultaron numerosas viviendas construidas en las faldas de las montañas, provocaron 264 muertes en Nueva Friburgo, 238 en Teresópolis, 46 en Petrópolis y 16 en Sumidouro.
El gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, declaró luto oficial por 7 días en homenaje a las víctimas, que comenzará a regir el próximo lunes, cuando el respectivo decreto será publicado en el Diario Oficial.
Las autoridades regionales calculan que cerca de 6.050 el número de personas que perdieron sus viviendas y en 7.780 el de las que tuvieron que abandonar provisionalmente sus hogares ante el riesgo de que sean sepultados por nuevos deslizamientos.
Pese a que las concesionarias han conseguido restablecer parcialmente los servicios públicos, gran parte de la población en la región serrana continúa sin el suministro de energía eléctrica, telefonía y agua.
La dramática situación provocada por las propias lluvias, la escasez de alimentos y de agua potable, el cierre de los comercios, la falta de servicios y el bloqueo de carreteras se agravó el viernes con algunos saqueos y asaltos, y con rumores sobre rupturas de represas que generaron pánico.