Un temor generalizado a que se agraven las tensiones religiosas imperaba en Egipto, al día siguiente del atentado contra una iglesia copta en Alejandría que causó la muerte de 21 personas y que el gobierno atribuye al terrorismo internacional cercano a Al Qaeda.
La prensa egipcia de todas las inclinaciones exhortaba a cristianos y musulmanes a mantenerse unidos, temiendo que la masacre cometida en Nochevieja provocase tensiones cada vez más graves entre las dos comunidades.
"Alguien quiere ver explotar al país" y provocar "una guerra civil religiosa" en Egipto, afirmó el diario pro-gubernamental Rose al-Yusef.