La defensa de la joven estadounidense Amanda Knox, sentenciada a 26 años de cárcel por el asesinato de la británica Meredith Kercher en 2007, está aliviada por la decisión del tribunal de repetir las pruebas de ADN que sirvieron para condenarla.
La corte de apelación ha estimado oportuno que un grupo de expertos independientes analice el ADN encontrado en el sujetador de la víctima y en un cuchillo que estaba en la casa de Perugia donde sucedieron los hechos y que, al parecer, también tenía ADN de Knox.
Tanto Amanda como su novio de entonces, Raffaele Sollecito -también condenado por los mismos cargos-, han mantenido siempre su inocencia. Los abogados de ella argumentaron que las trazas de ADN presentadas como prueba no eran concluyentes e, incluso, que podían haber sido manipuladas durante los análisis.
Ahora la justicia parece que también tiene sus dudas sobre estas muestras.