Cuatro personas murieron y dos resultaron heridas en un tiroteo después de que presuntos rebeldes comunistas del Nuevo Ejército del Pueblo (NEP) secuestraran un autobús en el centro de Filipinas, informaron hoy fuentes oficiales.
Los hechos ocurrieron ayer en la provincia de Quezon al sur de Manila, donde los asaltantes ordenaron al conductor viajar a territorio controlado por la guerrilla, según la Policía.
Entonces comenzó una persecución a toda velocidad que terminó con una lluvia de disparos entre los insurgentes y las fuerzas gubernamentales en una remota zona costera que terminó en un baño de sangre.