Los desempleados británicos que rechacen ofertas de trabajo o no busquen una ocupación perderán la prestación hasta tres años, según los nuevos planes del Gobierno presentados el jueves.
Las propuestas de la coalición entre conservadores y liberaldemócratas endurecen las actuales directivas y son parte de los esfuerzos gubernamentales para un recorte de gastos destinado a hacer que muchas más personas vuelvan a trabajar y prescindan de los beneficios en cuando puedan.
"El mensaje es claro. Si pueden trabajar, la vida a base de prestaciones no será una opción", dijo el primer ministro David Cameron.