La llegada del grupo automovilístico chino Chery a Cataluña supondría una burbuja de oxígeno para los fabricantes de componentes, principales afectados del sector de la automoción por la crisis económica, y que han padecido una reestructuración severa en los últimos dos años.
Fuentes cercanas a las negociaciones entre la Generalitat y la empresa Chery han informado de que la planta, de confirmarse el proyecto, no será de ensamblaje -las denominadas Complete Knock Down (CKD), según la terminología inglesa- sino que será una factoría de origen que fabricará en Cataluña aprovechando la red de proveedores locales.
Aunque diversos medios habían especulado sobre la posibilidad de que la compañía asiática desembarcase en Europa con una fábrica de ensamblaje final, donde la totalidad de las piezas provienen de China, estas mismas fuentes han descartado esta opción y han explicado que la llegada de Chery sería una nueva oportunidad para un sector que ha perdido más de 39.000 empleos en un año en España.