La líder laborista, Julia Gillard, y su rival, el conservador Tony Abbott, depositaron hoy su papeleta en las urnas que decidirán el color del próximo gobierno de Australia, donde las dos formaciones mantienen una de las más reñidas pugnas electorales del último medio siglo.
Cuando quedaban por delante unas tres horas para que los primeros centros electorales cerraran, habían depositado ya su papeleta cerca de la mitad de los 14 millones de australianos con derecho a voto.
Gillard, quien accedió al poder el pasado junio tras desplazar de la jefatura del gobierno y del partido a Kevin Rudd mediante una revuelta en el seno de la formación de centro-izquierda, comenzó la jornada en Sídney, desde donde después se traslado a Melbourne para votar, una obligación establecida por la legislación australiana.