Los rasgos indígenas y el color de la piel de los afrodescendientes forman parte a partir de hoy de la nueva cara que presenta la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) a Latinoamérica y el mundo como fuerza de integración.
Una imagen que nace con afán de recoger las innumerables manifestaciones culturales como idiomas, vestimentas y músicas, pero también de ofrecer espacios de diálogo y participación a esos pueblos, tradicionalmente excluidos de la palestra política.
La ALBA, organismo integrado por Cuba, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Nicaragua, Dominica, Antigua y Barbuda y San Vicente y Las Granadinas celebró entre ayer y hoy en la ciudad ecuatoriana de Otavalo su primera cumbre con autoridades indígenas y afrodescendientes, una cita que se comprometió a repetir anualmente.