Dos estilos diferentes para un mismo público entregado. Rock de los años 70 y post-rock del siglo XXI. El vocalista del grupo islandés Sigur Ros, Jónsi, y los veteranos Roxy Music, capitaneados por Bryan Ferry, han logrado, cada uno a su manera, alumbrar la noche del festival Sónar de Barcelona.
La jornada, algo menos recargada de astros de la música que el día anterior, ha logrado conjugar ritmo trepidante con experimentación, y la pócima ha hecho efecto. Es la receta secreta del Sónar, que llega a su decimoséptima edición con más energía que nunca, y diez mil nuevos adeptos más que el año pasado.
Los nostálgicos han podido trasladarse al pasado con Roxy Music, que ha sabido llenar la sala con el sonido del saxo y las melodías pegadizas -y también romanticonas- que coparon las listas de ventas de los años 80. Una puesta en escena algo clásica, para su reencuentro con un público que no ha dejado de tomar fotos con la cámara del móvil.