El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, no quiso "culpar" a nadie del fracaso de las negociaciones sobre la reforma laboral y se limitó a señalar que, aunque al Gobierno le hubiera gustado, no ha sido posible llegar a un acuerdo con sindicatos y empresarios ante la complejidad de acercar las posiciones defendidas por ambas partes.
Corbacho, en declaraciones a Europa Press, subrayó que el Gobierno "ha puesto todo el empeño, toda la voluntad e incluso todas las horas" en intentar conseguir un acuerdo, que finalmente ha sido imposible. "No se trata ahora de entrar en ver quién ha sido más culpable (...) Las cosas en la vida a veces son posibles y otras no", dijo.
A partir de ahí, y con "el máximo respeto" a los interlocutores sociales, el ministro indicó que el Gobierno debe pensar en el futuro y procurar que el nuevo empleo que se genere sea más estable y que haya menos temporalidad.