España es el quinto país de la UE con mayores cargas fiscales para las empresas, con un promedio del 56,9% sobre los beneficios. Por delante, sólo se sitúan Italia (68,4%), Francia (65,8%), Hungría (57,5%) y Bélgica (57,3%), según datos del Banco Mundial recogidos por el Instituto de Estudios Económicos.
La carga fiscal incluye el Impuesto sobre Sociedades, las cotizaciones sociales y los impuestos sobre el trabajo a cargo del empleador, los impuestos sobre el patrimonio y transmisiones patrimoniales, los impuestos sobre dividendos y ganancias de capital, así como las tasas de recogida de basuras, impuestos de circulación de vehículos y otros tributos análogos.
El informe apunta además, que "la carga fiscal que soportan las empresas es un factor esencial a la hora de invertir". "Allí donde la imposición es elevada suele haber menos inversión privada y más economía sumergida", añade.