Flash

BP echa gasolina sobre la prensa británica: la dimisión de su CEO, John Browne, acapara toda la atención

El anuncio de la dimisión ayer de John Browne, CEO del gigante petrolero BP y posiblemente el ejecutivo con más poder en el Reino Unido, debido a su fallida lucha legal para intentar evitar que se desvelaran detalles sobre vida íntima, ha puesto a la compañía en el centro del debate periodístico durante el día de hoy.

La prensa británica echa humo por un escándalo sentimental pero, por vez primera, centrado en una de las grandes figuras empresariales del país.

Browne es, posiblemente, es el directivo de mayor peso en el ámbito empresarial británico y su renuncia ha conmocionado a la 'City' londinense, el corazón de los negocios del país.

De carrera fulgurante, tras ocupar su actual puesto en BP <:BP.LO:> en 1995, consiguió propulsar a la empresa hasta convertirla en uno de los referentes europeos de éxito. En 1998, además, fue nombrado Lord.

Dimisión forzada

Sin embargo, y coincidiendo con su intento de renovar su mandato durante dos años más, tras buscar un acuerdo con el presidente de BP, Peter Sutherland, Browne se vió forzado a anunciar sorpresivamente su dimisión debido a la presión de la todopoderosa Associated Newspapers, editora de los periódicos The Daily Mail, Mail on Sunday y Evening Standard, que anunció a la compañía que planeaba sacar a luz revelaciones de la vida íntima del ejecutivo.

Año nefasto para Browne

Se trataba del colofón de un año aciago para Lord Browne, un afín a la selecta cúpula política y financiera del partido Laborista británico -no en vano, en determinados círculos se ha popularizado la broma de referirse a BP como 'Blair Petroleum'- ya que sus problemas personales se sumaban los problemas a los que se ha enfrentado la compañía desde el pasado verano -como la investigación por la explosión de una de sus refinerias en Texas, que mató a quince personas-.

¿Tormenta en un vaso de agua?

La prensa británica ha abierto hoy desatando una verdadera tormenta en un vaso de agua y centrando el debate en las revelaciones personales sobre su vida privada y pasando de puntillas -salvo el Financial Times- sobre el asunto de verdadera importancia: si hubo o no malversación de fondos de la petrolera en favor de la pareja de Browne, en forma tanto de dinero como de recursos y revelación de información confidencial.

Un asunto que -y como han dejado bien claro los tribunales- es competencia de la propia BP, que debe aclarar, de cara a sus accionistas, si este desvío de fondos era o no cierto.

Lo único que queda zanjado, tras esta extrapolación al terreno empresarial de una historia propia del mundo del 'cuoure', es qué hará la justicia respecto a la misma, en un fallo salomónico.

En el mismo, pese a que han acusado a Browne de falso testimonio -y podría enfrentarse a una acusación por lo mismo- y aunque han permitido que ciertas informaciones salgan a la luz, dejan patente la prohibición e que gran parte del historial sentimental de John Browne sea publicado, al no ser de interés público.

Sin bonus de 22 millones

Con todo, Browne se marchará perdiendo gran parte de uno de los principales incentivos de su puesto de trabajo: el dinero.

Su sucesor, Tony Hayward, anunció ayer que Browne perderá su derecho a un bonus de 15 millones de libras -unos 22 millones de euros- que teóricamente le hubieran correspondido por su salida -5 millones de euros por abandonar el puesto y un potencial paquete de 17 millones de euros en acciones de BP-

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky