Desde hace 12 años, un tren con los colores del arco iris, el "Lifeline Express", transporta oftalmólogos a las zonas más pobres de China con un noble cometido, el de devolver la vista a miles de pacientes de cataratas que no tienen dinero para costearse esa operación.
Más de 100.000 personas han recobrado su visión gracias a la labor de esta iniciativa, que nació como un "regalo" de Hong Kong al resto de China y ayuda a paliar un problema que afecta a más de cinco millones de chinos, con 500.000 nuevos afectados cada año.
Muchas personas "esperan en la oscuridad la llegada del tren", relata a Efe la directora general de Lifeline Express China, Juliana Ma, quien explica en las oficinas de la fundación en Pekín el funcionamiento de este tren-clínica rodante.