El estratega republicano Karl Rove dice en sus memorias que la incapacidad de encontrar armas de destrucción masiva en Irak dañó severamente la credibilidad del gobierno del ex presidente George W. Bush y llevó a que menguara el apoyo de la opinión pública a la guerra.
El ex asesor político de la Casa Blanca asume la responsabilidad por no responder en su momento a las afirmaciones de que Bush había llevado al país a una guerra valiéndose de acusaciones falsas. Considera que ése fue uno de los peores errores que cometió como asesor durante su trabajo en la administración del ex mandatario.
Añade que el ex presidente no engañó intencionalmente al pueblo estadounidense sobre la existencia de esas armas.