Rusia y Francia dieron un gran paso hacia una relación más estrecha el lunes, al comenzar las negociaciones sobre la posible venta de cuatro buques de guerra a Moscú al tiempo que el presidente ruso Dmitri Medvedev endureció su postura hacia Irán.
La floreciente relación entre París y Moscú llega en momentos en que Medvedev, claramente consciente de las grandes compensaciones económicas y políticas en juego, realizó una visita de estado llena de honores a Francia.
París busca vender a Moscú un enorme buque de guerra y asegurar su participación en los ductos de combustible que llevan el gas ruso hacia Europa occidental, además de convertir a Rusia en un aliado estratégico en los desafíos geopolíticos que enfrentan ambos, como el programa nuclear de Irán.