Los cuatro hermanos que se reparten la propiedad de Freixenet han abandonado el máximo órgano de decisión y han nombrado consejeros a sus doce hijos, si bien mantendrán el control de la empresa a través de un órgano de nueva creación llamado comisión de experiencia.
Los hermanos Dolores, Pilar, Carmen y José Ferrer Sala, con más de 85 años de edad, han decidido ceder finalmente sus puestos en el consejo para que sean sus hijos, que ya trabajan en la gestión y en el día a día de la empresa, quienes asuman también ahora, con su voto, la responsabilidades sobre las decisiones, han confirmado fuentes de la compañía.
Desde la firma catalana señalaron que se trata de un relevo "natural". Los cuatro hermanos pasarán a integrar la comisión de experiencia, que les permitirá seguir participando en las reuniones del consejo a modo de órgano asesor o consultivo.