El vicepresidente del Banco Central de Argentina, Miguel Pesce, asumió el lunes el mando formal de la autoridad monetaria, un día después de que la policía impidiera la entrada a su despacho del jefe de la entidad, Martín Redrado, abiertamente enfrentado con el Gobierno.
Pesce llegó el lunes por la mañana a la sede del banco, custodiada por unos pocos policías, y que es objeto de una fuerte disputa entre el Gobierno, la oposición y la justicia por un plan oficial de apropiarse de parte de sus reservas internacionales para pagar deuda.
Redrado, quien según la ley es aún jefe del Banco Central debido a que el Congreso no se ha pronunciado sobre su cese ordenado por la presidenta Cristina Fernández, se opone al intento del Gobierno de utilizar reservas de la entidad para afrontar pagos de la deuda en medio de severos problemas fiscales.