Los signos vitales de los fabricantes de autos de Estados Unidos están mejorando. General Motors está contemplando reabrir varias plantas ensambladoras debido a que no puede producir cuatro de sus vehículos con la suficiente rapidez para satisfacer la demanda, declaró el lunes el presidente de las operaciones norteamericanas de la empresa.
En tanto, Chrysler está contemplando contratar más ingenieros y empleados para el desarrollo de nuevos productos.
Pese a que ambas empresas aún dependen de la ayuda gubernamental, las medidas parecen señalar una mayor confianza de que el mercado automotriz de Estados Unidos tocó fondo el año pasado y mejorará en el 2010, incluso sin el empuje de un programa gubernamental de estímulos como el llamado "dinero por chatarra".