Estados Unidos ha alojado en secreto a cerca de 60 judíos yemeníes desde el pasado mes de julio y espera recibir a otro centenar más en las próximas semanas en el marco de un plan de "recolocación" para proteger a los 350 miembros de esta comunidad que viven atrapados entre dos violentísimos conflictos que están teniendo lugar en estos momentos en el país asiático, y a pesar de las críticas por favoritismo que puedan tener lugar por esta decisión.
El diario estadounidense 'The Wall Street Journal' apunta que algunos grupos podrían criticar esta operación como un gesto de cara a los poderosos lobbies judíos, anteponiendo la seguridad de la comunidad judía-yemení a la de otros refugiados que cada día solicitan asilo en EEUU y cuyas vidas corren un peligro significativamente más elevado. Las autoridades estadounidenses, en este sentido, están dispuestas a asumir cualquier reproche.
"De no haber hecho nada, podría haber tenido lugar un verdadero derramamiento de sangre", declaró el ex enviado especial del Departamento de Estado para la Supervisión y la Lucha contra el Antisemitismo, Gregg Rickman. Actualmente, la situación en Yemen está comprometida por una revuelta chií en el norte y un movimiento secesionista en el sur. La militancia de Al Qaeda es cada vez mayor, según fuentes de Inteligencia norteamericanas, y la capacidad del Gobierno yemení para controlar el país es cada vez menor.