Sin importar quién gane la segunda ronda de las elecciones presidenciales en Afganistán en noviembre, Washington está vinculado a un gobierno débil donde la corrupción está firmemente enraizada.
El presidente afgano Hamid Karzai acordó realizar los comicios de segunda vuelta tras consultas y presiones de los líderes estadounidenses.
El alivio que sintió el presidente Barack Obama por el acuerdo que pudiera apaciguar una crisis política generada por el fraude electoral en Afganistán podría, sin embargo, enmascarar el dilema que enfrenta en momentos en que el mandatario analiza una expansión de la impopular guerra en Afganistán.