Cuarenta y nueve personas perecieron el domingo en el sudeste de Irán, en la frontera paquistaní, en un atentado que decapitó a la jefatura local de los Guardianes de la revolución, el ejército ideológico del régimen, y suscitó acusaciones de Teherán contra Washington.
Entre las víctimas de este atentado suicida sin precedentes se encuentran siete jefes de los Guardianes, entre ellos "el general Nour Ali Shushtari, adjunto al comandante de la infantería de los Guardianes de la revolución, y el general Rajab Ali Mohammad Zadeh, comandante para Sistan-Baluchistan", precisó la agencia de noticias Fars.
Cuarenta y nueve personas perecieron en este atentado, informó el domingo en la noche la agencia Mehr, precisando que esta cifra "puede aumentar aún".