Rusia quiere construir un oleoducto con el que abastecer a Europa sin tener que pasar por territorio bielorruso. El Kremlin responde así a la decisión tomada por Minsk hace un mes de imponer un arancel de tránsito sobre el crudo ruso que atravesaba su país. Con esta medida Bielorrusia trató de frenar la subida de precios del combustible demandada por sus vecinos rusos. El jefe del monopolio de oleoductos rusos Transneft, Semyon Vainshtok, ha dicho que esperan que el proyecto -a la espera de la autorización gubernamental- esté terminado aproximadamente en marzo del año próximo, cuando Rusia elija al sucesor del presidente Vladimir Putin.