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Pese a Merkel y Medvédev, aún está abierta la partida por Opel

A medida que pasan los días, la pandemia de entusiasmo por la solución Magna en detrimento de la de RHJI,  el problema de Opel se recrudece en Alemania y Rusia, hasta el punto de superar ampliamente los límites del ridículo. Este sábado, la canciller Angela Merkel y el presidente ruso, Dmitri Medvédev, expresaron públicamente su apoyo al fabricante de componentes.

Sin embargo, el último brote se dio el jueves, cuando el presidente del Comité de Empresa de la firma germana, Klaus Franz, se olvidó de que su cargo representa a todos los sindicatos de Opel y no sólo a su organización, la IG Metall. Contrariamente a lo convenido con los diferentes sindicatos que componen el Comité, Klaus lleva desde el comienzo de las negociaciones apoyando la opción de Magna, que  favorece a los obreros de Opel en Alemania, pero no a los de las plantas situadas en otros países de Europa, como la factoría de Figueruelas (Zaragoza).

El jueves su entusiasmo llegó hasta el extremo de anunciar que el acuerdo entre General Motors (GM) y Magna era cosa hecha, tras un pacto entre el fabricante norteamericano y el proveedor de componentes austríaco-canadiense, cuando realmente la situación era muy diferente. Lo cierto es que la confusión fue mayúscula, porque dos altos cargosde la propia Magna confirmaron la existencia de un acuerdo, pero GM lo desmintió menos de una hora después.
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