La entidad financiera gallega Caixanova cerró el primer semestre del año con un beneficio antes de impuestos de 65,3 millones de euros, un 31,7% menos que en el mismo período del año pasado, debido a que destinó, en ese período de tiempo, 233 millones a provisiones para fortalecerse ante la crisis.
Así, la caja sacrifica sus beneficios para protegerse de la morosidad y afrontar eventuales contingencias futuras, y crea un 'colchón' que, con las últimas aportaciones, se eleva a 530,3 millones de euros, de los que 76 millones se corresponden con provisiones extraordinarias.
Por otra parte, fuentes de Caixanova precisaron que el margen de intereses se incrementó el 36,1%; el bruto aumentó un 38,1%; y el financiero tuvo una subida menor, del 12%, debido a la reducción de ingresos por dividendos, tras la venta de Unión Fenosa.