El presidente depuesto hondureño Manuel Zelaya partió el jueves en una caravana desde la capital nicaragüense en un segundo intento arriesgado por regresar a su país, a pesar de la advertencia del gobierno de facto de apresarlo si lo hace y de llamados internacionales a que actúe con prudencia.
Zelaya partió desde la embajada de su país en esta capital conduciendo personalmente un jeep blanco, todo terreno, acompañado por el canciller venezolano, Nicolás Maduro. Atrás le seguían el ex guerrillero sandinista Edén Pastora, algunos de sus ministros y un sinnúmero de periodistas y simpatizantes ingresados desde su país.
Lucía camisa blanca y un chaleco de cuero negro con su habitual sombrero tejano. Al salir la caravana hubo aplausos de algunos funcionarios de la embajada que lo despedían.
