La compra del constructor automotor alemán Opel por el proveedor canadiense de autopartes Magna, apoyado por un banco público ruso, en mayo parecía garantizada, pero desde entonces las negociaciones con la casa matriz General Motors se han bloqueado y ahora no se descarta un fracaso.
Dos meses y medio después de la firma de una carta de intención, bajo los auspicios del Estado alemán, que contribuye con una fuerte ayuda financiera de 1.500 millones de euros, el estadounidense General Motors y Magna, apoyado por el banco ruso Sberbank, siguen sin alcanzar un acuerdo definitivo, después de que las partes avanzaran la fecha del 15 de julio.
El cierre del acuerdo parece alejarse cada vez más. Esta semana, responsables del holding financiero belga RHJ International fueron recibidos en el ministerio de Economía alemán. El holding dice que presentará en los próximos días una oferta detallada de adquisición, que prevé, al igual que Magna, la eliminación de casi 10.000 empleos en Europa y el mantenimiento de las cuatro fábricas alemanas, precisó su director ejecutivo Leonhard Fischer en la edición de este viernes del diario popular Bild. Por otra parte, GM confirmó también que mantiene conversaciones con el constructor chino BAIC.