Cerca de mil personas salieron ayer a las calles de Honduras y paralizaron el tráfico de las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula (oeste del país) en su empeño por conseguir la vuelta del depuesto Manuel Zelaya a la Presidencia del país.
Decenas de policías y militares se convirtieron en espectadores de las protestas en la capital hondureña, de carácter pacífico y que duraron unas cuatro horas, ante el disgusto de algunos transportistas de carga y pasajeros que viajaban en autobuses de rutas interurbanas.
Los manifestantes eran en su mayoría empleados municipales de centrales obreras y grupos magisteriales, todos ellos miembros del Bloque Popular, que agrupa a 30 organizaciones de izquierda, según informaciones de los medios locales recogidas por Europa Press.