El primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, describió ayer la violencia étnica registrada contra los musulmanes uigures chinos en la región china de Xinjiang como "una especie de genocidio", que se ha cobrado ya según las últimas cifras oficiales, las vidas de 184 personas y ha dejado más de un millar de heridos.
Como país predominantemente musulmán, Turquía comparte lazos religiosos y lingüísticos con los uigures de la región, la más occidental de China, escenario de enfrentamientos con los chinos de la etnia Han.
En este sentido, Erdogan condenó los incidentes "como una especie de genocidio", según declaró a los periodistas en una rueda de prensa concedida en la capital, Ankara.