El Departamento de Estado norteamericano hizo un llamamiento ayer a la calma en la región china de Xinjuang, escenario de violentos disturbios desde el pasado domingo, y pidió a las autoridades chinas que garanticen el respeto de los Derechos Humanos en la zona donde los enfrentamientos de carácter étnico se han cobrado la vida de más de 150 personas.
"Las partes implicadas deberían abandonar la violencia", manifestó la portavoz del Departamento de Estado, Ian Kelly, quien agregó que lo más importante es que el país asiático restaure el orden y ponga en marcha las medidas necesarias para prevenir nuevos actos violentos. "Esperemos que actúen para que se hagan respetar los derechos de los ciudadanos chinos".
Mientras tanto, patrullas de la Policía militar permanecían desplegadas en la ciudad de Urumqi para sofocar las protestas que han enfrentado la etnia uigur, originarios de la región, y los emigrantes han, mayoritaria en China.