La petrolera francesa Total confirmó hoy que ha despedido a casi 900 trabajadores de su planta de Lindsey (norte de Inglaterra) que desde la semana pasada participaban en huelgas no oficiales para protestar por los despidos.
En un comunicado, la empresa se declaró "decepcionada" porque los empleados, que iniciaron el paro "ilegal" el 11 de junio, se negaron a volver a sus puestos en un proyecto de construcción para, según Total, poder emprender negociaciones dentro del proceso habitual entre la industria y los sindicatos.
De acuerdo con la petrolera, en caso de huelgas no autorizadas -es decir, que no han seguido el procedimiento legal de votaciones y avisos previos-, sólo se pueden iniciar las conversaciones cuando la plantilla ha vuelto al trabajo.