Un centenar de clientes de un banco portugués al borde la quiebra desalojaron su sede central, que ocupaban desde el pasado jueves, después de garantizar la administración de la entidad que la situación se solventará "en días".
La creación de un grupo de trabajo para seguir la evolución del proceso satisfizo a los clientes del Banco Privado Portugués (BPP), una institución especializada en fondos e inversiones privadas que tiene también clientes en Galicia y que suspendió el martes pasado el pago de intereses y reintegro de depósitos.
Los afectados se habían encerrado durante 30 horas en la sede central de la ciudad de Oporto, donde incluso pasaron la noche del jueves al viernes, dispuestos a no desalojarla hasta que recuperasen sus ahorros o dimitiesen los administradores de la entidad.