Después de una semana con las puertas prácticamente cerradas a causa de las medidas contra la gripe porcina, los restaurantes de Ciudad de México iniciaron las labores de desinfección para poder abrir desde este miércoles, aunque con algunas restricciones.
El brote epidémico hizo que los locales hosteleros solo pudieran preparar comida para llevar. Tras el descenso de la alerta de rojo a naranja, se les permite dar de comer a los clientes en sus instalaciones, aunque con algunos peros.
En el Biko, situado en la "milla de oro" capitalina -la calle Presidente Masaryk, en el barrio de Polanco-, chefs y meseros (camareros) se aprestan a reconfigurar el local y amoldarlo a las nuevas normas.