La energética alemana registró un beneficio neto en 2008 de 1.600 millones de euros, lo que supone un descenso del 79%, debido a que las pérdidas por depreciaciones, amortizaciones y provisiones ascendieron a 6.900 millones de euros desde los 3.200 millones anteriores. Las ventas se elevaron a 86.000 millones de euros, frente a los 68.700 millones de 2007.
De cara al conjunto del presente ejercicio, E.ON espera que el beneficio neto ajustado caiga en torno al 10%. Además, prevé desprenderse de activos por al menos 10.000 millones de euros hacia finales de 2010.
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