El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, quiere aprovechar la presidencia de su país en el G-8 este año para llevar a cabo una reforma y asociar de forma estructurada a las grandes economías emergentes, una idea defendida por su homólogo francés, Nicolas Sarkozy.
En una entrevista publicada hoy por el diario francés Le Figaro, Berlusconi explica que "Italia quiere que el G-8 sea más representativo y más concreto para ser más eficaz", para lo cual "debe abrirse a las economías emergentes y dialogar con el mundo más pobre".
Su propuesta es "una asociación más estructurada y más estable" con los países del G-5, compuesto por China, India, Brasil, México y Sudáfrica, "así como con Egipto, como representante del mundo árabe, musulmán y africano".