
Hoy es el tercer día consecutivo que se mantendrá activado el protocolo anticontaminación en la capital. La velocidad de circulación en la M-30 y en las vías de acceso en el interior de la M-40, en ambos sentidos, queda limitada a 70 kilómetros por hora. Y el Ayuntamiento de Madrid ha recomendado el uso del transporte público.
Ahora bien, ¿cómo podría fomentarse la utilización del metro, los autobuses o los trenes de cercanías durante estos episodios entre los habituales usuarios de coche?
Desde la Asociación de Transportes Públicos Urbanos y Metropolitanos (ATUC Movilidad Sostenible) proponemos un billete gris como alternativa para estos usuarios "prestados", que equipararía el coste de los títulos para usuarios habituales y excepcionales. Para ser más exactos, permitiría a los afectados por las restricciones al tráfico privado pagar por el uso del transporte público un importe proporcionalmente directo al que abonan los usuarios regulares; de manera que si en Madrid un abono mensual zona A cuesta 54,6 euros, este billete diario costaría 1,8 euros.
No obstante, el fin último de este billete gris sería ayudar a dar a conocer el transporte público entre los conductores, es decir, hacer del problema una oportunidad; de manera que vean que sus necesidades de movilidad están plenamente garantizadas con los distintos medios de transporte público, con o sin protocolo.
El billete gris puede ayudar a reducir la presencia del coche privado en las ciudades
Y es que el transporte público reduce la contaminación que se deriva del tránsito de los vehículos y aligera las congestiones y los atascos, que le cuestan a España en torno a los 5.500 millones de euros anuales. El tráfico causa la mitad de las emisiones registradas en los centros urbanos, correspondiendo más del 90 por ciento a la circulación de coches y motos. Y ello resulta especialmente alarmante en España, donde las emisiones contaminantes se dispararon el año pasado un 4,4 por ciento, en la que supuso la mayor subida de los últimos 15 años. En concreto, en el transporte las emisiones aumentaron un 2,6 por ciento, según datos del Gobierno.
No nos extrañe, pues, que España se encuentre entre los nueve países europeos instalados en el incumplimiento sistemático de la normativa contra la contaminación del aire, que cada año provoca más de 38.000 muertes en nuestro país, según el último estudio de la Agencia Europea de Medio Ambiente. Estamos, por ende, ante un problema de salud y nuestra manera de movernos actualmente debe cambiar.
España está entre los países de la UE que incumplen la normativa contra la polución del aire
En cualquier caso, en un episodio de alta contaminación (y más aún de for-ma generalizada), el transporte público nunca debería ser gratuito, ya que el precio no es un factor decisivo para los que optan por recorrer en coche sus desplazamientos diarios.
Es más, los costes de acudir al trabajo o a clase en vehículo privado pueden llegar a cuadruplicar a los del transporte público. Por no hablar de que la gratuidad resta valor y transmite la idea de que se regala el transporte a quienes, en realidad, suelen ser parte del problema y no de la solución. Asimismo, no tendría demasiado sentido premiar hasta tal punto a esos usuarios esporádicos que sólo usarían el transporte público cuando se active el protocolo anticontaminación, y que volverán a coger sus coches el día siguiente a una jornada de restricciones al tráfico. Queremos fidelizar al usuario prestado.
Y estamos en la buena línea, en tanto los usuarios del transporte público urbano subirán este año más de un 2,5 por ciento, según nuestras últimas previsiones, que he-mos tenido que corregir al alza, entre otros motivos, por las limitaciones a los vehículos privados.
Pero el crecimiento de viajeros en metros, autobuses, trenes, coches de carsharing o bicicletas compartidas debería obedecer a un flujo constante de usuarios procedentes del coche privado, cuyo uso tendría que desincentivarse para reducir su presencia en las ciudades. Y ahí el billete gris puede ayudar, descubriendo el transporte público a quienes a estas alturas todavía hoy lo desconocen.