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El sudeste asiático: escondido a plena vista

  • Si la Asean fuera una sola economía, ocuparía el sexto lugar a nivel mundial
Foto: Dreamstime

Pregunte a varias empresas o inversores estadounidenses, alemanes o canadienses sobre las oportunidades de negocio en países asiáticos y es probable que piensen en China y, quizás, India. El sudeste de asiático -hogar de países como Indonesia, Malasia, Singapur y Filipinas- es probable que sea una ocurrencia tardía.

Y es una pena. A medida que nos acercamos a 2019, probablemente más que en cualquier otro momento del pasado reciente, esta región de rápido crecimiento merece ser observada detenidamente como una región donde fabricar, crear y vender a pesar de la desaceleración en los mercados emergentes globales en los últimos meses.

Su magnitud forma parte de la historia y, con frecuencia, los observadores fuera de Asia no lo reconocen por completo. En conjunto, los 10 miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) forman una potencia económica cuyo PIB combinado de casi 2,8 billones de dólares en 2017 superó al del Reino Unido, Francia o India en términos de dólares estadounidenses. Dicho de otra forma: si la Asean fuera una sola economía, ocuparía el sexto lugar a nivel mundial, solo por detrás de EEUU, China, Japón, Alemania y la zona euro.

O, teniendo en cuenta la población, los 650 millones de personas de la Asean superan en número a la población de los Estados Unidos en 2 a 1 y la del Reino Unido en casi 10 a 1. En 2030, sus números se habrán incrementado en otros 80 millones o, aproximadamente, el equivalente a la población de Turquía. Pero lo que está pasando tras esos números es lo que está convirtiendo al sudeste asiático en un punto favorable en el escenario económico global.

Las inquietudes de los mercados emergentes de hoy ocultan, por ahora, hasta dónde ha llegado la región desde la crisis financiera asiática de 1997-1998, o incluso el Taper Tantrum de 2013. Sus economías constituyentes, en términos generales, ahora son más resistentes a las crisis financieras externas. Así, las reservas de divisas han aumentado, los niveles de deuda externa han bajado y los saldos por cuenta corriente han mejorado.

Las capacidades de fabricación de la región, mientras tanto, desempeñan un papel integral en el comercio mundial y en las cadenas de suministro y, como en China, las empresas se están enfocando hacia la alta tecnología. Si se mira en toda la región, existen fábricas que producen desde telas de alta gama hasta discos duros y semiconductores.

Según la encuesta de HSBC Navigator España, casi nueve de cada diez de los encuestados españoles (89%) piensan que la perspectiva internacional para el comercio es positiva. Un alto nivel de confianza del consumidor es una razón clave para el optimismo, mientras que las principales preocupaciones son actualmente las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y la posibilidad de una desaceleración en la economía global.

Además, muchas empresas del gigante asiático, tanto las consolidadas como las de nueva creación, tienen ahora la experiencia y el poder para servir a los mercados internacionales y atraer inversiones importantes del extranjero. Jollibee, una popular empresa de comida rápida, se ha expandido más allá de su mercado local en Filipinas con el objetivo de convertirse en un líder mundial. Singapur e Indonesia, por ejemplo, han generado empresas de nueva creación como el portal de comercio electrónico Lazada y las empresas de ride-hailing Grab y Go-Jek, que se están extendiendo rápidamente en las calles.

En referencia al consumo, la urbanización y la mejora de las infraestructuras han puesto al alcance de millones de personas empleos con una mayor remuneración y mejores oportunidades referentes a la educación, salud y servicios financieros. Para muchos españoles un vuelo a Hong Kong, Londres o incluso a San Francisco ya no es imposible a nivel financiero. ¿Un coche nuevo o una póliza de seguro de vida? Por primera vez, es algo a tener en cuenta.

No es de extrañar que una encuesta realizada por el Consejo Empresarial UE-Asean a principios de este año descubriera que el 99% de las empresas europeas en la región esperan mantener o expandir su comercio e inversión allí en los próximos cinco años. Mientras tanto, la reciente encuesta de HSBC Navigator realizada a empresas de todo el mundo mostró que los encuestados en el sudeste asiático son los más optimistas en el entorno comercial global.

Es cierto que hacer negocios en esta región tan diversa y asombrosa no está exento de desafíos. Los cambios en los precios de las materias primas y el sentimiento global de los inversores todavía tienen la capacidad de perjudicar a las economías individuales en diferentes grados. Aunque los aranceles sobre los bienes que se comercializan entre los miembros de la Asean se han eliminado eficazmente y las tensiones comerciales globales pueden hacer que las cadenas de producción se muevan hacia la región, eso no significa que los encargados de formular políticas y las empresas puedan permitirse quedarse quietos. Es necesario hacer más para eliminar los obstáculos hacia el flujo de servicios y mano de obra, reducir los costes de las transacciones financieras transfronterizas y erosionar las barreras no arancelarias, por ejemplo. Así, la inversión continua en educación y crecimiento de la productividad es clave. Después están los cambios trascendentales que vendrán con los avances tecnológicos (robótica, impresión 3D, Inteligencia Artificial, Internet de las cosas) y el cambio climático (a lo que gran parte del sudeste asiático es particularmente vulnerable). Abordar estos temas requerirá que los políticos nacionales piensen y actúen cada vez más allá de los ciclos electorales y de las dinámicas de las políticas internas.

Al fin y al cabo, la Asean no es la UE: la integración no pretende llegar a los ámbitos de la política. Sin embargo, la dirección del viaje es clara y es poco probable que se vea afectada por las tensiones del comercio mundial y el nerviosismo periódico de los mercados emergentes. Los próximos años están destinados a traer más cohesión económica y financiera y comercio intrarregional, además, las iniciativas de infraestructura doméstica en Asia mejorarán la conectividad física y el consumo. La innovación se acelerará a medida que la urbanización, el aumento de Internet y la penetración de teléfonos inteligentes transformen la forma en que 650 millones de personas compran, realizan transacciones bancarias e intercambian información. Cualquier persona que esté incluso remotamente interesada en Asia debe tener esta parte del continente firmemente en su radar, o correr el riesgo de perderse una de las historias de crecimiento más dinámicas del mundo.

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