
En la década de los 60 y 70 del Siglo XX, cerca de un millón de andaluces emigraron a Cataluña al objeto de encontrar un empleo. Tan relevante fue este movimiento migratorio interno en España, que a Cataluña se le llegó a denominar "la novena provincia de Andalucía".
De hecho, aproximadamente el 60% de la población de Cataluña es fruto de los flujos migratorios que se produjeron en el siglo pasado.
A pesar de ello, y al no formar parte de nuestra cultura laboral, la movilidad geográfica no es un fenómeno tan arraigado en España como en otros países, como por ejemplo Estados Unidos. En España la movilidad geográfica se origina en la mayor parte de los casos por obligación, más que en clave de oportunidad o de perspectivas de mejora laboral.
Sin embargo, gracias al independentismo catalán, los movimientos migratorios de carácter interregional podrían alcanzar en España un protagonismo creciente.
El nuevo emigrante interregional
En tal caso, el perfil del nuevo emigrante español respondería al de un ciudadano catalán que se ha quedado en situación de desempleo. Debido a la inseguridad jurídica, la falta de libertad económica, la inestabilidad política, etc., que ha provocado el separatismo catalán en esta autonomía.
Así, Cataluña cambiaría su rol tradicional, convirtiéndose de esta manera en la región desde la que partirían los nuevos emigrantes interregionales españoles del S. XXI.
El destino de estos desempleados catalanes podría ser, por ejemplo, Alcobendas. Tanto es así, que la citada localidad, junto a otros empresarialmente pujantes municipios de Madrid, se está configurando como uno de los destinos preferidos de las empresas catalanas que han decidido establecerse fuera de Cataluña.
¿Deslocalización de fábricas y centros laborales?
Muchas de estas empresas catalanas están valorando trasladar sus principales centros de actividad laboral, fábricas, etc., a determinados municipios madrileños, dotados de una fiscalidad menos asfixiante, mayor seguridad jurídica, menor presión política, etc.
Y determinadas multinacionales están diseñando planes estratégicos que contemplan tales traslados en el medio plazo.
Pero no solo los trabajadores catalanes pertenecientes al sector privado podrían estar obligados en un futuro muy cercano a emigrar de Cataluña a otras regiones españolas. Todo ello, si las empresas catalanas huidas de esta autonomía decidieran finalmente trasladar sus centros operativos.
Jueces, médicos y profesores quieren marcharse
Sino que, del mismo modo, multitud de funcionarios, sobre todo, jueces, médicos y profesores, que desarrollan su trabajo en las distintas administraciones catalanas, podrían solicitar el traslado laboral a otras comunidades autónomas más libres.
Las razones por las cuales los funcionarios catalanes constitucionalistas, y por tanto, contrarios a la independencia, desean trabajar fuera de Cataluña están relacionadas con la conservación de la integridad física, psíquica y patrimonial tanto de ellos como de sus familias.
Del resultado de las elecciones autonómicas catalanas del 21-D, dependerá en gran medida que el fenómeno de la emigración interregional se reavive en España.