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El resurgir de la economía argentina

Foto: Dreamstime

Se cumplen ahora dos años de la llegada a la Casa Rosada de Mauricio Macri. Un bienio en el que Argentina ha experimentado un cambio radical en su política económica apostando por un modelo más ortodoxo y abierto al exterior que el que caracterizó los gobiernos de Kirchner.

La inmediata liberalización del tipo de cambio, la supresión de la mayor parte de las restricciones al comercio, la solución al conflicto de la deuda con acreedores internacionales y la normalización de las relaciones con las instituciones financieras internacionales marcan un período de gobierno cuya gestión ha tenido el reconocimiento de la ciudadanía en las elecciones legislativas parciales del pasado octubre, en las que el Presidente consiguió una victoria crucial. Aunque Macri sigue sin tener mayoría en el Parlamento, y tendrá que negociar con los peronistas, este triunfo electoral aporta al actual Gobierno el respaldo necesario para ahondar en la agenda reformista y para consolidar el reequilibrio y el crecimiento económico.

En efecto, gradualmente y tras la corrección de buena parte de los desequilibrios más importantes, la política económica empieza a traducirse en una mejora de la situación económica de manera sostenida. El crecimiento comenzó a reactivarse ya a finales de 2016, y las previsio- nes para este año y el que viene apuntan a que el PIB crecerá entre un 2% y un 3%, basando esta recuperación en gran medida en la mejora de los flujos comerciales.

El siguiente paso que necesita Argentina es que esta incipiente reactivación gane dinamismo, y se traduzca en creación de empleo e inversión, y para ello el Gobierno de Macri necesita continuar impulsando su agenda reformista, en la que destacan la flexibilización del mercado laboral y la reforma fiscal, ambas esenciales para atraer inversión.

Importante es también el hecho de que, con la normalización de las relaciones financieras con el resto del mundo, Argentina ha puesto fin a una situación de aislamiento que la hacía depender por completo del respaldo financiero de China. En estos momentos, no parece que tenga dificultades para cubrir sus necesidades de financiación.

Los flujos de inversión, especialmente en cartera, han aumentado muy rápidamente; se han reanudado las emisiones de deuda en los mercados internacionales, con muy buena acogida, y Argentina ha sido capaz de acumular un importante volumen de reservas en un plazo de tiempo muy breve. Todo ello configura una notable mejora de la solvencia del país.

Desde el punto de vista del interés de las empresas españolas, la eliminación de las barreras a la exportación y de muchos aranceles ha facilitado la entrada de productos del exterior; de hecho, nuestras exportaciones a Argentina, entre enero y agosto de este año, han crecido por encima del 38% con respecto al mismo periodo de 2016 y en Cesce tenemos una avalancha de solicitudes de seguro de crédito para operaciones en este país, superando los mil millones de euros en conjunto. Para respaldarlas, tenemos abiertas todas las líneas de cobertura, para operaciones tanto a corto como a medio y largo plazo.

Pero, además, es interesante recordar que Macri tiene en marcha un muy ambicioso plan de modernización de infraestructuras y relanzamiento de la economía que afecta a las áreas de infraestructuras de transporte; energías, con especial acento en las renovables; nuevas tecnologías, saneamiento de aguas; bienes de equipo y maquinaria; servicios y turismo.

Un plan que abre numerosas posibilidades a las empresas españolas, no sólo a las grandes especialistas en estas áreas, muchas líderes a nivel mundial, sino también a las industrias auxiliares y a las pymes que funcionan como subcontratistas de las mayores.

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