
Caminar significa trasladar el peso de tu cuerpo de un pie a otro mientras avanzas en una dirección determinada. También sucede al saltar, si intentas pasar por encima de un charco sin mojarte tendrás que coger impulso con un pie para caer con el pie contrario.
Algo parecido a lo que les sucede a muchas de las grandes empresas cuando se enfrentan a su futuro: pasan de apoyarse en un pie para empezar a apoyarse en el otro. Tienen un negocio próspero, saben que tienen que cambiar drásticamente, pero lo dejan para otro momento. A fin de cuentas están ganando dinero con lo que hacen, ¿no? Dicen en voz alta que su futuro pasa por reinventarse, pero reconocen en la intimidad que no se atreven a practicar la eutanasia porque temen que la sangre les salpique.
"El proceso de Destrucción Creadora", escribe Schumpeter, "es el hecho esencial del capitalismo". Pasar de lo viejo a lo nuevo, descubrir nuevos modelos de negocio y aceptar que el cambio deja cadáveres por el camino. Sólo 42 empresas de las que existían en el año 1900 en España siguen existiendo hoy.
Revolución digital
La revolución digital ha conseguido disminuir drásticamente el tiempo que necesita un emprendedor en convertirse en una gran corporación: Google, Apple o Facebook son una buena muestra de esto. La aparición de jóvenes actores en medio del escenario obliga a arrinconar a los más viejos.
A diferencia de las empresas nacidas en la economía digital, las grandes multinacionales se encuentran atrapadas por su propia biografía. Sus modelos de negocio han creado riqueza y se obstinan por continuar la senda de quienes les precedieron. Recibieron un mandato y se dejan la piel por cumplirlo, a pesar de escuchar el sonido de disparos a su alrededor.
Estoy pensando en los bancos de toda la vida, en las compañías de seguros, en las energéticas, en los medios de comunicación, en el comercio minorista, en los hoteles, en fin, en todo lo que una vez funcionó y hoy se encuentra en plena transformación. Pasar de apoyarse en un pie para apoyarse en el otro. Darse impulso para saltar el charco y caer con el pie contrario.
Buscando el negocio del futuro
De alguna manera, la decisión de dejar atrás "el negocio de siempre" y lanzarse a por "el negocio del futuro" es un acto suicida que tiene como resultado volver a la vida. Una especie de Renacimiento Mortuorio que mezcla el duelo con el aplauso.
De todas las grandes organizaciones serán aquellas que se sientan más vulnerables las que lo consigan. Aquellas que abracen la incertidumbre y que tengan una cultura enfocada a la innovación, podrán sobrevivir. Las que fomenten el intraemprendimiento, las que confíen en el método de la prueba y el error, las que adelgacen, las que se centren en las personas, etc. Serán ellas las que saldrán robustecidas por esta época de valientes suicidas que apuestan por la vida.